Nota: Segundo capítulo del relato, para ir al primero pulse aquí: Capítulo 1
Mi
situación en este pueblo fue desenvolviéndose hacia una especie de
desamparo total con el paso de las horas. Mirase donde mirase, no
encontraba un rayo de esperanza al que sostenerme. Todo era soledad,
ruinas, y desesperación.
La
gente del lugar parecía rehuirme de una manera extraña. Ni si
quiera parecían curiosos porque un extranjero como yo, hubiese
entrado en su territorio para investigar sobre el lugar. En el
momento en que escuchaban mi fuerte acento del este, los lugareños
me miraban de reojo y se marchaban sin decir ni media palabra. Solo
una señora se dignó a contestarme para ofrecerme una habitación
disponible en su posada. Pero, aunque intentó ser sociable con mi
persona, se le notaba cierto aire inquisitivo, como si mi sola
presencia pudiese desencadenar alguna terrible tragedia de la que
quería librarse a toda costa.
En
estos momentos de soledad, intento recordarme que si algo fue el
desencadenante de mi marcha a Dunwich fue la búsqueda de la verdad.
En incontables ocasiones me he encontrado con rumores que llegaban
desde sus fronteras acerca de misterios que un razonamiento analítico
no puede concebir. Lo que no pensaba es que esos rumores quedarían eclipsados por la más abrupta realidad.
Nunca
llegué a imaginar por ejemplo, como algo tan ordinario como las
calles de Dunwich, pudiesen estar cimentadas bajo el clima de la
preocupación.
Sus
vías deslustradas dan cuenta de la poca paz que reina en el corazón
de esta tierra maldita. La mitad de las pequeñas tiendas que acampan
a ambos lados de la calle, están cerradas, abandonadas a su suerte
por alguien que buscó un destino mejor y que no lo encontró en
estos parajes. Las personas desaparecidas se cuentan por centenares
en los archivos del ayuntamiento, y no hay ninguna fuerza de la ley
que investigué el porqué. Todos rehúsan a la hora de enfrentarse a
estos hechos. Tan solo he oído decir que unos pocos valientes salen de
noche a lo que ellos llaman la caza. Algo muy extraño ya que nunca
pensé que la nocturnidad ayudara a cazar nada, y menos en estos
terrenos estériles y polvorientos que rodean el lugar.
Pero
si tuviese que señalar un punto en el que el misterio alcanza su
significado más primitivo, diría que se trata del lago sin duda
alguna.
Ese
lugar inhóspito alberga una cabaña medio derruida donde los
cazadores guardan parte de su armamento. Al parecer solo unos pocos
tienen acceso a dicho establecimiento. Se dice incluso, que si te
acercas sin acreditación puedes sufrir la muerte más espantosa a
manos de cualquiera que se encuentre en los alrededores. Nunca pensé
que los habitantes de Dunwich tuviesen humor para crear esta clase de
relatos pero lo cierto es que da escalofríos.
Eso
es todo por ahora, seguiré informando de mi avance en los próximos
días. Si por casualidad acaban en este pueblo desamparado de la mano
de dios, no se asusten de los alaridos dados en la distancia, pronto
descubrirán que esa clase de cosas son las que te hacen ver que
sigues con vida en el infierno.
Con
afecto.
Tomek
Sikorski
Siguiente capítulo
Bueno segundo intento de comentar, a ver si esta vez no desaparece.
ResponderEliminarEsta muy interesante, q ganas de que sigas!
https://www.youtube.com/watch?v=tSdSemAMzdY