viernes, 25 de marzo de 2016

15. El anhelado retorno (Primera parte).

Nota: Décimo quinto capítulo del relato, para ir al primer capítulo pulse aquí:  Capítulo 1

Avancé ladera abajo todo lo rápido que mis piernas me concedían moverme sin perder de vista el puente en ningún momento. Era cuestión de tiempo que Jack se diera cuenta de que algo estaba pasando, y saliese en nuestra búsqueda. Debía apresurarme en llegar a la cabaña lo antes posible antes de que pudiese darme alcance. Tratándose de él, se que sería muy capaz de dispararme desde cierta distancia, o algo peor, al verse con carta blanca para atacarme. Por ello procuré ocultarme de su campo de visión rodeando la espesura del bosque a salvo entre sus sombras, y continué hacia el este donde por fin vislumbré la destartalada cabaña que Peep tenía como alojamiento. Parecía deshabitada, pero eso no me hizo cambiar de opinión. Necesitaba llegar allí para hacerme al menos con algún arma que me protegiese en la búsqueda de mis amigos. Así que me deslicé con premura por la empinada pendiente que se oponía entre el lago y yo, y llegué sin demora a la casa que me había refugiado tan solo unas cuantas horas atrás.

Entré en la morada sin avisar siquiera de mi presencia por la pared derruida que daba a las cercanías del lago. No había tiempo que perder, necesitaba armarme para proseguir mi camino, por lo que dejé el sobre que Jack me había dado sobre una mesa que milagrosamente aun se mantenía en pie, y me dispuse a buscar en la despensa cualquier utensilio que me pudiese ser de utilidad. Por suerte para mi, Peep era un hombre muy concienzudo para la limpieza y el orden, por lo que no me costó encontrar un arma adecuada para mi, con su munición correspondiente al lado. La cargué, y guardé el resto de casquillos en mis bolsillos, mientras me apresuraba a volver al centro de la mesa a recoger mi sobre. Sabía que ahora ya no tenía ningún sentido llevarlo conmigo, pero una parte de mi sentía la imperiosa necesidad de saber que mentiras había elaborado Hyter para dejarme encerrado en un sanatorio de por vida. Así que, sin aminorar el ritmo, abrí el sobre, y me dispuse a leerlo mientras avanzaba apresuradamente por los benditos caminos secundarios, hacia mi humilde posada.

Sanatorio de Dunwich; Saint Helling, informe oficial:

Con el fin de facilitar el acomodamiento del paciente, el doctor jefe del sanatorio Saint Helling, Hyter Miller. Ha redactado un informe acerca del estado de salud del interno; Tomek Sikorski, el cuál será trasladado a su centro en los próximos días. Dicha información es la siguiente:

Paciente: Tomek Sikorski.

Edad: 31 años.

Lugar de nacimiento: Dunwich.

Estado civil: Soltero.

Causa del internamiento: Psicosis extrema.

Años en el centro: 6 (contando hasta la fecha).


Observaciones: El paciente Tomek Sikorski sufre delirios psicóticos acompañados de alucinaciones permanentes que cree a fe ciega debido a su imbatible imaginación. Desde su llegada a puesto en Jaque a todo el personal, llevando a cabo varios intentos de fuga infructuosos que ha acabado con lesiones medias en él, sus cuidadores, y alguno de sus compañeros de estancia. 
En todo momento, busca fervientemente la manera de escapar de la realidad que le rodea, montando un mundo paralelo en su cabeza donde él es el héroe que salvará al mundo de unos terribles monstruos, que detalla hasta el milímetro sin pestañeo alguno. Además, sus delirios son tan amoldables que crea diferentes personalidades para cada persona que entra en su vida, incluyéndolas de inmediato en su mundo ficticio. Sus esfuerzos por hacer esto posible ha llegado a tal, que todos tenemos un ligero papel en sus aventuras, siendo sus cuidadores los villanos que deben ser destruidos, y sus amigos los héroes que le protegen. Deben de saber, que es muy tenaz a la hora de llevar la razón en estos asuntos, por lo que algunos de mis empleados se han visto en la necesidad de seguirle el juego con tal de que les dejase realizar sus labores médicas, y colaborase a la hora de tomarse sus medicamentos. Como médico experto en este paciente les aconsejo que sigan esta mecánica si desean realizar su trabajo en un tiempo adecuado. También han de tener en cuenta, de que en su mente él es un escritor consolidado que busca la verdad de los rumores que escucha, por lo que intentará conseguir algún utensilio estilográfico para escribir sus historias en alguna superficie lisa, pero no le dejen al tanto de dichos objetos, o podrá utilizarlos como arma a la menor ocasión.

En resumen y bajo mi punto de vista como médico de este interno, puedo concluir que es un paciente inestable, peligroso, y sin posibilidad alguna de recuperación. Aconsejo que obtenga desde el primer momento, una habitación aislada acompañada por una vigilancia constante las veinticuatro horas del día, para la seguridad de todos los residentes, y de ustedes mismos como objetivos potenciales de su ira.

Eso es todo lo que podemos ofrecerles, esperamos que dicha información les sea de utilidad en su labor médica. No duden en escribirnos si necesitasen cualquier otro tipo de información detallada acerca de sus altercados en nuestra institución.
Atentamente.
Hyter Miller



Acabé de leer el informe mientras avanzaba por los caminos colindantes del pueblo sin perder de vista lo que sucedía a mis espaldas por si acaso. Parecía que Hyter se había esmerado en elaborar una gran red de mentiras que determinarían mi estado como peligroso para el mundo haciendo que no respirase el aire puro de la libertad nunca más. Por suerte, había logrado escapar de dicho tormento, haciendo que mi destino diese un vuelco y se redireccionase hacia el lugar donde me encontraba en estos momentos, justo en frente de mi posada. Aquel hogar que llevaba frecuentando durante meses.

Con apremio, subí los escalones de su entrada, y golpeé la arandela con un agitar impropio de mi persona. Al poco pude escuchar los pasos calmados de mi casera acercándose hacia mi posición, y para cuando abrió la puerta yo ya me encontraba pegado al umbral, ansioso por entrar. En cuanto me vio su rostro reflejó la más absoluta de las sorpresas. Me imaginaba que Cameron les había puesto al corriente de mi decisión, y era la última persona que esperaban encontrarse en la casa. Pero sin embargo ahí estaba, haciéndola a un lado amablemente para entrar a la seguridad del hogar que tanto había estado esperando. Ella por su parte no hizo más que cerrar la puerta de golpe, y llamar a Peep mediante un grito mientas no despegaba sus ojos de mi persona, como si fuese a desaparecer si desviase por un momento la mirada. - “Me alegro de volver a verte Tomek. Bienvenido a casa”- fue lo que me dijo con sus afectuosas palabras, justo antes de que Peep exclamara un grito de júbilo desde el piso posterior al verme hablando con Magda en la entrada.

Al escucharle, giré la cabeza hacia su posición, y le sonreí mientras le observaba venir hacia nuestra posición. Parecía que tenía varios cortes por la cara pero nada grave, por lo que me alegré infinitamente de que estuviera en tan buena forma después de haber pasado por el calvario de hace unos días. - “¡No me lo puedo creer! ¡Nuestro chico a vuelto!”- gritaba Peep mientras bajaba las escaleras de dos en dos, para alcanzarme lo más rápido posible. - “Si, eso parece”- le contesté yo  con una sonrisa en la cara, mientras me recortaba la distancia que nos separaba para fundirme en un afectuoso abrazo con mi querido compañero de cabaña. A Peep se le veía realmente feliz por tenerme de vuelta, y yo la verdad es que lo agradecía. Un poco de afecto en estos tiempos que corren son como las gotas de agua en el desierto, un tesoro ansiado por todos.

Peep me golpeó afectuosamente la espalda y se apartó lo justo para preguntarme - “ ¿Y este giro de los acontecimientos? Pensaba que a estas horas ya estarías camino de tu casa. O al menos, eso me ha contado Cameron, ¿qué ha pasado? Vamos cuéntamelo todo, no te dejes nada en el tintero”- Podía ver como el ansia de Peep por saberlo todo afloraba de nuevo como una flor en primavera, intentando impregnarse de toda la esencia de mi historia lo más rápido posible. Por lo que, respiré hondo, e intenté centrar mis ideas para dar un relato claro sobre mi historia. Sabía que la insistencia de Peep me perseguiría incesantemente hasta que no tuviera toda la información en su poder, así que accedí rápidamente a su petición, y me puse a relatarles con todo lujo de detalles lo ocurrido - “Bueno, pues veréis, todo comenzó con...”- pero ante mis palabras surgió un ruido en el piso posterior que calló mis ecos al instante. Una puerta se había cerrado con un fuerte golpe que había retumbado en toda la casa. Al oírla, los tres nos giramos inmediatamente para observar las escaleras que escondía en uno de sus pasillos colindantes, el sonido de unos pasos irregulares que avanzaban hacia su extremo lentamente, dando a entender que la persona que se acercaba sufría una fuerte cojera. Me preguntaba quien sería el susodicho causante de dicho estruendo. Solo había un compañero al que no había visto todavía y deseaba fervientemente que fuera él, el que se acercaba con tantos problemas hacia nuestro encuentro, pero no podía olvidar que podría tratarse de un inquilino sin más, al que Magda daba cobijo, por lo que me quedé expectante, mirando atónitamente hacia las escaleras, mientras los ruidos de pisadas se iban acercando cada vez más, hasta que doblaron la esquina y se hicieron visibles a mi mirada. Era Jason, mi querido amigo estaba en bata de pie, detrás de las escaleras mirándome con fijeza tras su ojo descubierto. El otro estaba tapado por una venta que le cubría parte de la cabeza, incluyendo otras zonas de su fisionomía, haciendo que más de la mitad de su rostro estuviese envuelto en un amasijo de tela y sangre.


En cuanto me localizó, descendió la mirada para analizar la altura de los escalones, y sin decir nada, comenzó a bajar las escaleras con extremo cuidado tras la atenta mirada de todos. Le sonreí para infundirle animo, con una alegría infinita albergada en mi pecho, aunque sabía de sobra que podía notarme la preocupación hacia su estado, en mi rostro. Al fin y al cabo, Jason estaba mucho peor de lo que Cameron me había relatado en un principio. A parte de la pierna y el rostro, también se descubría un vendaje sobre su muñeca izquierda, y su propio agarre hacia su abdomen, dejaba ver que tampoco se encontraba muy bien de esa zona.  Me hice a un lado junto con Peep para que pudiese bajar el último escalón sin complicaciones, y en cuanto estuvo a mi nivel me aproximé a él para saludarlo como se merecía. Pero entonces, según llegué a su lado, me detuvo el enorme puñetazo que me lanzó en la cara y me hizo perder el equilibrio por un instante. Me detuve en seco tras su evasiva, y contemplé con cierta preocupación como se desplomaba del mismo efecto de su golpe.

Me quedé atónito tocándome la mandíbula a causa del dolor. No entendía a que venía esa reacción tan violenta después del tormento por el que habíamos pasado ambos. Me quedé mirando su figura tendida en el suelo, temeroso de volver a acercarme, mientras Magda y Peep corrían en su ayuda para lograr incorporarlo con dificultad, agarrándolo por ambos brazos en un intento de evitar que se hiciese más daño del que ya sufría por todo el cuerpo. Él por su parte, levantó  la cabeza con gesto de dolor, para poder mirarme a los ojos, y decirme entre dientes algo que jamás en la vida creía que escucharía de su boca. - “Juro que acabaré contigo maldito bastardo”-.
Continuará...
Siguiente capítulo

No hay comentarios:

Publicar un comentario