Nota: Décimo tercer capítulo del relato, para ir al primer capítulo pulse aquí: Capítulo 1
-“¿Qué es lo que has dicho?”- Una angustia indescriptible comenzó a florecer en mi pecho ante la aterradora verdad. Mi amigo Henry había sido uno de los pilares centrales en mi vida desde que llegué a este lugar. Él me había dado cobijo y protección, sin pedirme nada a cambio. No podía creer siquiera, que este maniaco me estuviese diciendo que le había sucedido algo. Simplemente, no podía concebirlo. Mi mente se bloqueaba ante tal pensamiento haciendo que las palabras de Hyter resonaran como burdas mentiras en mi cabeza. - “Estoy diciendo que nuestro querido cazador, Henry Jameson, ha sido dado en sacrificio en la entrada del nuevo año”- Hyter sonrió abiertamente al observar mi cara de estupefacción. Estaba disfrutando con este momento, más que si hubiera estado torturándome físicamente, durante horas. Yo sin embargo, hubiera abrazado con gusto a ese dolor, antes de si quiera pensar en la posibilidad de que Henry ya no estuviese entre nosotros. - “Es imposible. No puede ser verdad”- Susurré más como autoconvencimiento que para enfrentarme a Hyter, el cual ya se estaba apartando de mi lado para volver a adoptar su fría postura de indiferencia actuada. - “Sí que es posible señor Sikorski. Es más, para serle sincero fue de lo más “sencillo” darle caza. Verá, en el momento en que recibió el disparo, su inconsciencia fue tal que le impidió oír al señor Jameson llamarlo desde el camino que daba a la colina minutos después de desplomarse. Ni siquiera le había dado tiempo a Jack a taponarle la herida para mantenerlo con vida, cuando se dio cuenta de que susodicho subía apresuradamente por el camino colindante al valle, gritando su nombre en repetidas ocasiones para asegurarse de que estaba a salvo. Así que, en cuanto ascendió los últimos pasos, su captor se hizo cargo de él disparandole varias veces desde la comodidad de la anticipación, haciendo que muriese casi en el acto.”-.
-“¿Qué es lo que has dicho?”- Una angustia indescriptible comenzó a florecer en mi pecho ante la aterradora verdad. Mi amigo Henry había sido uno de los pilares centrales en mi vida desde que llegué a este lugar. Él me había dado cobijo y protección, sin pedirme nada a cambio. No podía creer siquiera, que este maniaco me estuviese diciendo que le había sucedido algo. Simplemente, no podía concebirlo. Mi mente se bloqueaba ante tal pensamiento haciendo que las palabras de Hyter resonaran como burdas mentiras en mi cabeza. - “Estoy diciendo que nuestro querido cazador, Henry Jameson, ha sido dado en sacrificio en la entrada del nuevo año”- Hyter sonrió abiertamente al observar mi cara de estupefacción. Estaba disfrutando con este momento, más que si hubiera estado torturándome físicamente, durante horas. Yo sin embargo, hubiera abrazado con gusto a ese dolor, antes de si quiera pensar en la posibilidad de que Henry ya no estuviese entre nosotros. - “Es imposible. No puede ser verdad”- Susurré más como autoconvencimiento que para enfrentarme a Hyter, el cual ya se estaba apartando de mi lado para volver a adoptar su fría postura de indiferencia actuada. - “Sí que es posible señor Sikorski. Es más, para serle sincero fue de lo más “sencillo” darle caza. Verá, en el momento en que recibió el disparo, su inconsciencia fue tal que le impidió oír al señor Jameson llamarlo desde el camino que daba a la colina minutos después de desplomarse. Ni siquiera le había dado tiempo a Jack a taponarle la herida para mantenerlo con vida, cuando se dio cuenta de que susodicho subía apresuradamente por el camino colindante al valle, gritando su nombre en repetidas ocasiones para asegurarse de que estaba a salvo. Así que, en cuanto ascendió los últimos pasos, su captor se hizo cargo de él disparandole varias veces desde la comodidad de la anticipación, haciendo que muriese casi en el acto.”-.
La factibilidad de su relato me
golpeaba en mi interior a cada vocablo que pronunciaba. Era
completamente plausible que dicho desastre hubiese podido ocurrir.
Sin embargo, seguía aferrado en no creerme ninguna de sus palabras.
Henry no podía haber tenido un final tan sumamente desastroso. Me
negaba a aceptar esa horripilante historia. Hyter ya había intentado
jugar con mis vivencias en otras circunstancias. No iba a dejar que
volviera a hacerlo una vez más. - “Mientes”- Le dije con una voz
completamente trémula - “Se lo que intentas. Pretendes que me crea
tu burda mentira como intentaste hacer la última vez, para
desestabilizarme y hacer conmigo lo que quieras. Pero eso no va a
resultar de nuevo. Ahora sé quién eres y lo embustero que puedes
llegar a ser. Así que, haz conmigo lo que quieras. Mátame,
tortúrame, o manda a tus secuaces a que me peguen otro tiro. Pero no
te vayas a creer que por decirme esas nimiedades voy a hacerte el
menor caso porque ya no caeré en tus trampas psicológicas nunca
más”- Y así le encaré de la mejor forma que podía. Con la
esperanza más radiante que albergaba en mi corazón.
Tras mis ecos, Hyter se me quedó
mirando desde su posición elevada, con un gesto de absoluta calma
que solo podía ofrecer su dominio incondicional de la situación.
Podía notar como mi furia no le había afectado en ninguna de sus
facetas, mientras le observaba esbozar una sonrisa típica de alguien
que acaba de escuchar la pataleta de un niño desconsolado. Sabía
que no tenía nada que hacer frente a su posición. El gato había
cazado al ratón y ahora se dedicaba a jugar maléficamente con él,
antes de arrancarle la cabeza de cuajo. Mi destino estaba echado. Y
por más que yo hiciese no iba a cambiar ni un ápice dicha
situación, así que vencido ante mi pesadumbre, me derrumbé en la
cama, rendido, haciendo que mi cuerpo experimentase un mareo
considerable ante la caída.
Hyter se acercó ante la situación, y
mientras tomaba mi pulso, dijo algo que en la vida creería que
escucharía de sus labios. - “Es usted terrible señor Sikorski. No
solo ha puesto a un más en jaque a nuestro bello pueblo, sino que
sigue intentando huir de la realidad que le rodea tras estas paredes.
Nunca llegué a pensar que me daría tanto trabajo como el que me
está creando con sus disparatadas decisiones.”- Se detuvo un
momento para comprobar el tiempo en su reloj de bolsillo, y siguió
argumentando su punto de vista haciendo caso omiso de mi desolado
estado de ánimo, en el que me encontraba en esos momentos. - “Veo
que mi medicamento al fin comienza a surgir efecto. Bien, seré breve
pues, para poder finalizar pronto con nuestra sesión, y dejarle así
descansar. Escúcheme bien porque solo lo repetiré una vez. Voy a
dejarle decidir su destino por sí mismo, exponiéndole las dos
opciones que tiene, en vistas al futuro, para dejarle que las piense
en consecuencia, antes de elegir por cual decantarse.”- Si no
entendía mal Hyter me hablaba de opciones. Del futuro. De dejarme
elegir. Me parecía algo de lo más utópico viniendo de alguien que
me había hecho tanto daño en el pasado, matando incluso a mi mejor
amigo a sangre fría. Podía ser que ese medicamento del que él me
hablaba, y del que sospechosamente creía que me había dado Cameron
con anterioridad, me hacía delirar, escuchando esperanzas donde solo
existía la maldad. No obstante, le escuché. No perdía nada, y mi
cuerpo no me dejaba muchas más opciones después de que el
apesadumbramiento comenzase a hacer media en él. Así que, con los
ojos entrecerrados observé a Hyter, que en una macabra
consideración, se había acercado a mi cuerpo para que pudiese oír
con claridad sus palabras. - “ Bien, señor Sikorski, antes de
mañana al alba debe decidir entre venirse con nosotros al sanatorio,
para ser encerrado en el ala de máxima seguridad, donde hago algunos
experimentos con los pacientes más problemáticos, o bien, permitir
que pida su traslado a su país de origen, donde será tratado por
los médicos del lugar, la locura insana que arraiga en su interior y
de la que yo mismo, me encargaré de elaborar un detallado informe en
el que exponga que jamás debe salir en libertad de su confinamiento.
Ya sea aquí o en el este. Como ve, las dos opciones no son óptimas,
pero si alentadoras para una persona tan sumamente perturbada como lo
es usted. Ahora le dejo descansar. Medite bien su respuesta, señor
Sikorski porque una vez que la tenga, no habrá vuelta atrás.”- Y
así con ese infortunio, Hyter abandonó el lugar dejando que mi
letargo se adueñase de mi mente, haciéndome caer en un sueño
profundo que duraría abruptamente, hasta el comienzo de la caída
del sol.
Durante unas horas permanecí postrado
en la cama, preso de mi adquirida quietud, viajando entre sueños
inconscientes dentro de mi propia nebulosa del pensamiento. No fue
hasta pasado el mediodía cuando una mano comenzó a zarandearme
suavemente para sacarme de mi embelesamiento. - “Tomek. Vamos Tomek
despierta. No tenemos mucho tiempo”- El susurro de su voz era casi
inaudible para una persona en estado de ensoñación, pero gracias a
su perseverancia logró despertarme de manera casi inmediata a través
de sus actos.
Con premura, abrí los ojos ante el
desconcierto de lo inesperado, cuando me encontré con Cameron al
lado de mi lecho aun intentando despertarme de mi letargo. - “Por
fin abres los ojos, creía que te había rebajado la dosis lo
suficiente para que pudieras despertarte sin problemas unas horas más
tarde. ¿Qué demonios te ha pasado? Tienes una pinta horrible. Mucho
peor que la de esta mañana”-. Mi desasosiego por la noticia de
Henry debía reflejarse en mi rostro ya que Cameron parecía
preocupado de verdad, por mi estado anímico. No obstante, no tenía
tiempo para miramientos, por lo que negué con la mano sus palabras,
y traté de incorporarme lo más rápido posible para poder
preguntarle la duda que llevaba carcomiéndome todo el día, desde
que abrí los ojos en este lugar. - “Olvídate de mí en estos
momentos y dime por favor, como están los demás. ¿Lograron escapar
a salvo? ¿Hay algún herido? ¿Está alguno de ellos aquí con
nosotros?”- Las preguntas salían a bocajarro de mi boca como un
torrente imparable de desesperación. Sentía la imperiosa necesidad
de saber cómo estaba el resto antes de poder si quiera ordenar mis
ideas, e idear un plan para salir de aquí.
Cameron me observó con preocupación.
No sabía que decirme. Se notaba que esto le venía demasiado grande.
Aunque el chico estuviese haciendo todo lo posible, claramente no
sabía manejar la situación como lo hubiera hecho alguno de mis
amigos. No entendía como los demás podían tener tanta fe ciega en
él. Observé como cogía aire profundamente mientras buscaba las
palabras concretas que iba a decir a continuación. - “Bueno. Ha
habido problemas, y no todo ha salido como esperábamos. Peep y
Magda, encontraron a Jason inconsciente en la cabaña, y ahora están
cuidando de él. No está muy bien. Tiene una herida en la cara y
demasiadas contusiones. Pero sobrevivirá. Es cuestión de tiempo que
se recupere. Ahora la cuestión es sacarte de aquí para que puedas
reunirte con ellos. Mira, tengo un plan. Te he traído un cuchillo
así que cuando me toque la vigilancia me haces un corte para fingir
que hemos peleado y...”- Le eché el alto de una manera abrupta,
para que dejase eso del plan a un lado. Sabía que me ocultaba algo.
Había nombrado a Peep, a Magda, y a Jason, pero aún no había
mencionado a la persona que más me importaba en estos momentos. Así
que, dejando a un lado las formalidades, le exigí que me explicase
todo lo que había ocurrido con Henry. - “Espera. Deja esos temas a
un lado. Aun no me has dicho nada sobre Henry, y de verás que
necesito saber cómo está. Hyter ha intentado manipularme diciéndome
que había muerto pero no me creo sus palabras. Es imposible que
hayan podido acabar con él, ¿verdad?”-. El pobre muchacho se
quedó estupefacto ante mis palabras. Con un gesto de incomodidad,
desvió la vista hacia un lado, evitando mi mirada apremiante, y me
explicó que había sucedido con mi compañero - “Bueno, verás, no
quería decirte nada antes de sacarte de aquí, porque no sabía cómo
ibas a reaccionar, pero si insistes... Lo que te ha dicho Hyter es
verdad. Bueno, me imagino que lo será porque yo no estaba delante,
pero lo que quiero decir es que Henry se ha ido. Lo siento.”- Sus
palabras cayeron sobre mí como una losa del dolor que me
aprisionaría hasta la locura. Aquel niño, cuyas palabras buscaban
suavizar la situación, había dicho lo último que quería oír en
este mundo. Mi buen amigo Henry había perecido por mi culpa, y eso
era algo que no me perdonaría jamás.
- “No puede ser”- Susurré para mis
adentros, mientras me negaba a focalizar algo más que no fueran mis
sábanas. - “Es imposible. No puede ser verdad”- Expuse esta vez
de una manera más audible a mi compañero que me miraba tras unos
ojos de absoluta pena. - “Tomek lo siento”- Intentó acercarse
pero entonces mi furia cargó contra él, haciendo que mi persona
agarrase la mesita que descansaba a mi lado y la empujase contra él,
en un estruendo ensordecedor. - “¡Te digo que no puede ser! ¡Me
niego a creerlo! ¡Quién demonios eres tú para decir algo así! ¡Ni
si quiera eres de los nuestros. Eres un traidor! ¡Sé que eres el
hijo del jefe de estos lunáticos, así que lárgate de mí vista!”-
Intenté levantarme por completo pero el agudo dolor del pecho me
recordó que aún tenía una herida bastante considerable que cuidar.
Aunque en dichos momentos me daba lo mismo. Solo quería descargar mi
rabia contra el muchacho que se agarraba la pierna por el golpe dado
con el mueble, observándome con una mirada de puro terror mientras
exclamaba abruptamente. - “Por todos los santos, tranquilízate por
favor. Van a descubrirnos.”- Anduvo hacia atrás unos pasos para
poner una distancia de seguridad entre nosotros, mientras me seguía
intentando convencer de que mis actos eran de lo más erráticos. -
“Por favor Tomek tienes que confiar en mí. Que mi padre sea el
alcalde no significa que no esté de vuestra parte. Henry también
era de lo más preciado para mí. ¡Pero ponerme histérico no va a
hacer que vuelva! Por favor, túmbate para que podamos elaborar un
plan para sacarte de aquí.”- Había alargado el brazo a modo de
protección para que no pudiese acercarme a él. Estaba
verdaderamente aterrorizado. No me extrañaba que Hyter no sospechase
de él. Visualmente hablando, parecía el menos amenazador de todos
ellos. Aún tenía ese rastro de inocencia que hace que el ser humano
se preocupe por sus muchachos.
Me esforcé en tranquilizarme. No
quería culparle por mi pena, y mucho menos ser yo el que le
ocasionase problemas. Bastantes había causado ya al pobre de Henry
durante toda nuestra amistad. Debía ser consecuente, y velar por el
pobre chico que estaba arriesgándose abiertamente por mi bienestar.
Por lo que, disculpándome por mis actos, me tumbé de nuevo para
poder serenar tanto mi cuerpo, como mis dolores. No tenía intención
de escuchar sus palabras. Más aun, después de que dijese que el
alcalde del pueblo estaba implicado en todo esto, y encima era el
jefe de la organización. Solo quería meditar acerca de lo que nos
rodeaba. Todo se estaba desmoronando en nuestra contra, y yo no podía
alejar de mi mente las palabras que Hyter me había dedicado pocos
segundos antes de mi letargo. Necesitaba decidirme rápido. Antes si
quiera de que la bola caótica de la desesperanza volviese a hacerme
preso de su locura, haciéndome perder el juicio como había pasado
segundos antes. Me giré para observar a Cameron, el cual, estaba
ocupado colocando apresuradamente el desperfecto que había originado
con mi ataque de ira. Necesitaba información acerca de la cuestión
más vital que tenía entre manos, por lo que le pregunté
lacónicamente, sin esperar a que terminase su labor. - “Hyter me
dijo que tenía la posibilidad de escoger entre irme a un sanatorio
de mi hogar, o quedarme en el pueblo. ¿Eran ciertas sus palabras?”-
Me quedé cabizbajo esperando sus palabras. Concentrándome en no
perder el control mientras él me relataba la siguiente información,
sin perder de vista su tarea. - “Si, bueno, verás. Después de que
sucediera. Bueno, ya sabes. Hubo una reunión sobre qué hacer
contigo, así que se plantearon esas dos opciones. Hyter insistió en
que te quedaras para poder experimentar contigo pero mi padre...
bueno, el jefe, insistió en que te quería fuera de la ciudad para
evitar más líos como estos, así que decidieron que tú lo
escogieses para que no hubiese una guerra de poder entre esos dos
malnacidos”- Asentía sus palabras. Ahora podía comprender lo que
pasaba soterradamente a través de esa información. Mi sola
presencia hacía enturbiar la unión de los testaferros, por eso me
daban la opción de escoger. - “Pero Tomek, de verdad, no te
preocupes, porque no hará falta que escojas nada. Yo mismo he
pensado en una manera de sacarte de aquí que...”- volví a
interrumpirle silenciosamente. Sus ideas sobre rocambolescas
escapadas se me antojaban como banales absurdeces desde que la
desesperanza se había adueñado de mi pecho. Solo veía factible un
camino posible. Una resolución que haría que mi corazón respirase
algo más aliviado, si eso fuese si quiera posible, en el resto de
días que me quedaban. Por lo que, giré por completo mi cuerpo para
poder hacer frente a la figura de Cameron, y le dije con firmeza la
decisión que había tomado. - “No insistas, no quiero oír hablar
de escapes nunca más en mi vida. Por favor, ve a Hyter y dile que
vaya preparando mi traslado a casa”-.
Continuará...
Siguiente capítulo
Siguiente capítulo
No hay comentarios:
Publicar un comentario