viernes, 15 de abril de 2016

16. Bajo la maldición de la luna (Primera parte).

Nota: Décimo sexto capítulo del relato, para ir al primer capítulo pulse aquí:  Capítulo 1

En cuanto decidimos el bosquejo de actuación comprobamos cuantos días faltaban para la próxima luna llena. Eran 21, por lo que el tiempo jugaba a nuestro favor a la hora de elaborar un plan específicamente detallado sobre cómo íbamos a realizar nuestro acto, teniendo en cuenta los improvistos que se pudiesen originar en el camino. - “Por lo que me he enterado, Cameron está ingresado en las plantas superiores del psiquiátrico en vistas a una pronta recuperación. Así que para cuando vayamos a por él, ya estará lo suficientemente en forma como para seguirnos el ritmo de camino a casa. El único problema que veo es que seguramente Hyter no le esté quitando ojo así que debemos ser cuidadosos a la hora de recogerle. Propongo ir primero a los archivadores que se encuentran en el sótano para recoger tu documentación, y después subir a por él para que en el momento que lo encontremos salgamos inmediatamente de ahí para evitar encontrarnos con problemas innecesarios”-.

Peep parecía tenerlo todo bajo control por lo que me dediqué a asentir a sus palabras a modo de consentimiento. Su plan parecía seguro y nadie sabía mejor que él los pasadizos que escondía el sanatorio para poder escabullirnos del peligro si este surgiese de alguno de sus rincones. Todo parecía estar estudiado para la acción por lo que veía sin reparos nuestro éxito ante tal misión. Desgraciadamente Jason no tenía la misma impresión, en cuanto escuchó la decisión de Peep interceptó nuestras ideas con su autoridad habitual. - “Estáis locos si os pensáis que todo será un camino de rosas echando tanto tiempo como el que queréis tardar dentro del recinto. Lo que debería predominar aquí es la rapidez, y eso no lo lograréis si tenéis que recorrer el sanatorio desde el sótano hasta el piso superior y retornar todo el recorrido para salir de él. Mirad, sé que no os va a gustar pero os propongo una alternativa. Vosotros entráis por la parte de atrás que da directamente al sótano y buscáis todo lo que os dé la gana, mientras yo me escabullo por la parte principal y voy directamente al último piso a por Cameron para sacarle de ahí rápidamente sin dejar que Hyter, ni ningún otro nos de alcance en nuestra huida.”- Las palabras de Jason dejaban ver cómo una vez más quería introducirse en el plan a pesar de las graves heridas que sufría. Sentía verdadera empatía ante esta situación, pues entendía a la perfección su postura de querer ayudar costase lo que costase, pero sinceramente, la opción de Peep de querer dejarlo al margen me parecía la más sensata dadas las circunstancias. Me desesperaba de verdad, ver como ambos luchaban por lo que ellos creían la mejor opción, llegando a sacrificarse por la causa si fuese necesario. Por lo que me tocaba a mí ser el racional, y desempatar esta desdicha que parecía no tener fin.

-“Increíblemente creo que Jason tiene razón, Peep. Si vamos los dos solos corremos el riesgo de perder demasiado tiempo en esos lares y que acaben por descubrirnos, por lo que necesitamos a un tercero para que pueda aligerar el tiempo y acabar cuanto antes con este plan.”- Miré hacia Jason que parecía aún más sorprendido que Peep ante mis palabras por lo que me apresuré a añadir. -”Sin embargo, tu claramente no estás en condiciones de ir a ninguna parte con esas heridas, y tampoco vamos a poner en peligro a Magda llevándola a su edad a esta clase de misiones, por lo que he pensado que debemos avisar a Cameron para que sea él quien se reúna con nosotros en un punto del sanatorio, y podamos salir los tres de ahí cuanto antes. Pensadlo bien, él sigue en teoría, siendo uno de ellos, por lo que estaría en su derecho de deambular por el sanatorio por el bien de su orden, y más en esa noche tan crucial. Si lo pillasen por los pasillos tendría excusa, y a una mala, si le ven con nosotros siempre puede decir que nos había capturado y nos estaba llevando ante el resto. En definitiva, lo que quiero decir con esto, es que él estaría completamente a salvo ante cualquier situación, y cumpliría a la perfección con el problema latente del tiempo que Peep y yo no podíamos solventar solo. ¿Qué os parece?”-. Sabía que mi plan era el mejor que se había propuesto hasta la fecha, y que no solo yo creía en su funcionamiento. Podía ver como el resentimiento de Jason me daba la razón mientras que Peep expresaba abiertamente su aprobación ante tal propósito. - “Creo que es la mejor idea que has tenido en toda tu vida, chico. Cuenta conmigo. Le transmitiré esta información a Cameron para que vaya preparando su coartada ante los testaferros. Muy bien visto Tomek, muy bien visto”-. Con unas palmaditas afectuosas en la espalda selló su acuerdo mientras yo le sonreía afectuosamente por sus halagos. Jason sin embargo, parecía de lo más irritado cuando expuso claramente su argumento reivindicativo. -”Haced lo que queráis pero quiero que sepáis que si le pasa algo a Cameron por vuestra culpa lo pagaréis caro. Y eso va también por ti Peep”- Le señaló directamente con una mirada amenazante en el rostro mientras Peep le asentía para aceptar el significado de sus palabras. Yo por mi parte, esperaba sinceramente no tener que lamentar el hecho de no llevar con nosotros al hombre más valiente que había conocido, y que se iba ya escaleras arriba malhumorado por haberle dejado a un lado de esta desdichosa misión que nos llevaría directamente, a las mismísimas fauces del diablo.

Pasaron los días y con ellos aumentaba el desconcierto sobre si nuestro plan saldría como debiera. En caliente todo había parecido perfecto pero una vez pasado el momento las dudas afloraban en mi interior devorándome por dentro cual termita a la madera. Podía ser que nos estuviéramos equivocando, que mi ceguera por vengar a Henry fuera tal que no veía más allá de su venda. El momento de la verdad estaba cerca, y mi resolución ante el plan se tambaleaba en mi interior haciéndome tener dudas sobre todo aquello que veía posible. Lo único que me mantenía en firme en mi resolución era el saber que un joven muchacho estaba esperando nuestra ayuda desde ese sitio infernal, aferrándose a la esperanza de un futuro mejor, y eso era lo único que debía mantenerme estable hasta el momento de la partida. Para realizar cambios hay que hacer sacrificios, y si ese hecho implicaba poner en riesgo mi vida, que así fuera.

Con el día señalado en nuestras vidas, partimos hacia el anochecer con premura hacia nuestro destino antes de que alguna criatura pudiese poner el pie en nuestro pueblo. Si todo salía bien, los testaferros se ocuparían de frenar su ataque mientras nosotros buscábamos los documentos, y salvábamos a Cameron de ese agujero infernal. Peep iba a mi lado, codo con codo, con un arma en la mano, y observando todo aquello que se movía a nuestro alrededor. - “Parece que todo el mundo ya se ha resguardado en sus hogares. Fíjate, aún no ha anochecido del todo, y ya no se ve ni un alma por las calles”-. Haciendo caso a Peep observé mí alrededor, y me di cuenta de que tenía razón. Todos los lugares, incluyendo el mercado, la plaza, y demás sitios concurridos por la muchedumbre, estaban ahora vacíos, inocuos de presencias esperando el tremendo despertar de las bestias que asolaban Dunwich cada mes. Una vez más volví a pensar en el infortunio que suponía tener que vivir en este lugar, y como el sufrimiento de sus pobres gentes se hacía latente en cada rincón de la ciudad que pisaban en solitario nuestros pies, camino de nuestro odiado sanatorio. Esperaba sinceramente que con nuestros actos, lográsemos al menos dar una relativa paz a nuestros vecinos para que pudiesen vivir a salvo en estos muros perdidos de la mano de la razón.


Seguimos nuestro camino por la sinuosa Dunwich hasta lograr visualizar nuestro objetivo, varios minutos más tarde de lo previsto. Al parecer. El sanatorio tiene dos entradas, pero la segunda está tan sumamente oculta entre los matorrales y la oscuridad latente, que no fue nada fácil dar con ella de primera instancia. Gracias al cielo que Peep recordaba la distancia que la separaba de la entrada principal, y así poder orientarnos un poco sobre ese terreno desconocido para nuestros ojos. - “Bien, después de este árbol debería de haber una estatua medio derruida, y justo a sus espaldas debería de estar... ajá! Ahí está! Estoy viendo el pálido brillo de su pomo, vamos Tomek apresúrate, ten sujeta la llave, yo te indicaré donde está la cerradura”- No sabía ni como, ni cuando, Peep había conseguido las llaves del sanatorio pero era algo que no me sorprendía, por lo que cogí la llave sin exponer nada a cambio, y nos dirigimos hacia el punto de encuentro para abrir la cerradura con premura, pero justo en el momento en que nuestros pasos llegaban hasta la puerta, esta se abrió con un tenue chirrido, relevando que no estábamos solos. - “Sois tan ruidosos que aún no me explico cómo habéis llegado hasta aquí sin ser descubiertos”-.

Tanto Peep como yo nos quedamos paralizados, era la voz de Jason, pero sabíamos que este se encontraba con Magda en la posada, por lo que solo nos quedaba una persona que tuviese ese mismo tono de voz. Jack. Rápidamente, giré la cabeza para alertar a mi amigo, y como si me leyese el pensamiento, Peep alzó el arma en dirección a la oscuridad provenida del interior del recinto y exclamó. - “Reza lo que sepas Jack porque vas a morir aquí y ahora”- Pero antes si quiera que le diese tiempo a apuntar certeramente con el arma, la sombra que teníamos en frente se rio ante sus palabras y contestó. - “Como tú o el impertinente que va contigo volváis a confundirme con ese animal os parto la cara ¿me entendéis?”- y comenzó a moverse en nuestra dirección para revelar a la luz de la luna sus vendajes y su ligera cojera, que aun persistía en la actualidad. Era Jason, no cabía duda. Y parecía bastante divertido ante nuestras caras estupefactas. - “¿Os creíais que os iba a dejar todo el trabajo sucio a vosotros? Antes muerto. Venga vamos, os estaba esperando para buscar todo el papeleo”-. Me parecía increíble que incluso insistiéndole todos para que no viniese hiciese caso omiso, y se presentase aquí antes que nosotros. Había sido una maniobra de lo más arriesgada, y pensaba discutirlo con él abiertamente, aunque fuese en otro momento. Ahora la prioridad era encontrar los papeles sobre mi supuesto pasado, y dar salida a Cameron por lo que me apresuré junto a mis compañeros a entrar en las fauces de la locura, cerrando tras nosotros la puerta conductora hacia la libertad.

Una vez dentro del sanatorio, la extrañeza del habitáculo parecía sorprenderme en una mayor medida de lo que me imaginaba en un principio. Al parecer, la parte trasera a la que habíamos accedido, era un maltrecho almacén de viejas armas humedecido, y con olor a moho. Toda la estancia parecía completamente destartalada y abandonada. Por lo que ahora empezaba a comprender por qué mis compañeros habían escogido este lugar como nuestra gran baza para no ser descubiertos. Parecía que nadie había estado aquí por siglos, así que la seguridad del desorden nos hizo comprender que podíamos aligerar en dicha zona para ganar tiempo, y así lo hicimos. Avanzamos a grandes zancadas mientras, nos fijamos de pasada en los diversos artilugios ensangrentados que colgaban desordenadamente de las paredes, y fuimos directamente hacia la puerta que daba al pasillo no sin antes oír la voz de Jason advirtiéndonos del peligro que corríamos en dicha instancia. - “Tened cuidado, si queréis sobrevivir no toquéis ninguno de estos trastos. Están sucios, oxidados, y llenos de enfermedades. No sería nada agradable después de haber venido hasta aquí tener que dar la vuelta porque alguien se ha pasado husmeando, ¿verdad Peep?”-. Peep que se encontraba observando un rastrillo de reojo, se dio media vuelta para mirar en la dirección que seguíamos. Parecía molesto por el comentario pero no replicó nada al respecto, simplemente se limitó a seguir a Jason a través de la estancia hasta dar al pasillo colindante poco iluminado.

Una vez situados en el pasillo nos centramos en buscar la sala en donde se encontraban los archivos del sanatorio, una tarea sin complicaciones de no tener en cuenta un intenso ruido metálico de forcejeo a nuestro alrededor. Como si de alaridos se tratase, de las paredes sobresalían los quejidos inmundos de unas bestias que nos desconcertaron de nuestra hazaña sin saber muy bien que hacer - “No os preocupéis. Cameron me ha contado que aquí guardan a las bestias para los análisis de Hyter pero están bien atadas con cadenas. Me he asegurado de que a la sala a la que vamos no se haya ninguna clausurada, así que espabilad. No podemos perder más tiempo del que hemos malgastado ya”-. Con el dedo indicando el fondo del pasillo por la parte Este, Peep nos indicó el camino, por lo que Jason y yo, comenzamos a correr sin descanso, intentando ignorar los chillidos de ultratumba que resonaban con eco por el inmenso pasillo en el que nos encontrábamos.


Recorrimos todo el ala este sin descanso hasta llegar al final de su hendidura, donde una puerta de doble cerradura nos esperaba ante nuestra atenta mirada. Por mucho que nos hubiésemos alejado de los ruidos  estos no cesaban, por lo que nos dimos cuenta de que si Cameron no conocía la verdad y ahí dentro había alguna criatura, sería nuestro autentico fin. Debíamos andarnos con cuidado si queríamos tenerlo todo previsto así que con sumo cuidado me dispuse a abrir la puerta procurando hacer el menor ruido para no provocar a nada de lo que pudiese esconderse dentro, pero la mano de Peep me detuvo de tal acción. - “Espera un momento Tomek, he estado pensando en que con la tardanza realizada en dar con la puerta, y la presencia de Jason ya hemos malgastado mucho tiempo. Si encima ahora seguimos con el plan original, puede que nos demoremos demasiado para cumplir con los actos que debemos realizar. Ahora ya no es como antes, somos tres, así que uno de nosotros debería ir ya a por el chico para ir ganando tiempo”-.

Peep tenía razón, cuanto menos tiempo estuviésemos en este lugar más se aseguraría la victoria. Había que tomar una decisión, y yo ya sabía de sobra quien era el más apto para ir a buscar a Cameron, por lo que antes de que se me anticipase Jason, fue mi voz la que contestó ante la exposición de Peep. - “Tienes toda la razón Peep. Ahora mismo voy a por el chico. Vosotros buscad todos esos papeles de los que me habéis hablado y nos vemos en esta planta en unos minutos, ¿de acuerdo?”- Peep asintió a mis palabras, pero Jason como era de esperar, no parecía muy conforme ante el plan de volver a encontrarme con Cameron a solas después de lo que le había hecho, por lo que me apresuré a decir. - “Se lo que estás pensando Jason, pero tienes que reconocer que soy el más óptimo para ir en su búsqueda. Tú aun tienes dificultades para moverte, y quien más sabe de buscar cualquier tipo de información hasta debajo de las piedras es Peep, así que me toca a mí realizar su rescate. No te preocupes, lo traeré a vuestro lado en menos que canta un gallo, confía en mi”- Jason increíblemente pareció entrar en razón ante mis ecos, puesto que con un escueto - “De acuerdo, pero intenta no meter la pata”- Dio por zanjado el asunto, y me explicó que Cameron nos esperaba en la tercera planta, así que sin tiempo que perder dejé a mis dos amigos a su suerte mientras yo corría pasillo arriba en busca de las escaleras que me llevasen a la tercera planta, pero no me resultó sencillo, puesto que con el tintineo de la pálida luz que alumbraba la estancia, y el sonido estridente de las puertas colindantes, era imposible concentrarse en vislumbrar los esperados peldaños. No fue hasta que fui hasta la parte contraria del pasillo cuando los encontré adosados a las paredes en una pequeña escalinata ascendente que me conducía hacia mi destino. Debía darme prisa si quería reunirme con Cameron, y salir de ese infierno, por lo que me apresuré a ascender por ellas con premura antes que alguna desgracia se truncase en su camino, pero infortunadamente, mi acto quedó interrumpido cuando un ruido de disparos se escuchó a mis espaldas.

Habían sido tres los proyectiles lanzados, y venían justo de la parte inferior de la estancia, donde había dejado a Peep y Jason al cargo de los manuscritos. Algo había ocurrido, estaba seguro de ello. Mis amigos eran lo suficientemente inteligentes como para saber que solo podían desvelar su ubicación de esa manera si estuviesen en peligro mortal, por lo que estaba claro que algo no iba como debiera.

Me quedé absolutamente petrificado. Esto había sido como un jarro de agua fría para mis entrañas. El calor del momento que sentía se había esfumado dando paso al miedo de la perdida, y la adrenalina que causaba el terror de la amenaza que sentía ante tal ataque. Esto empezaba a complicarse, y en mi mente solo veía dos caminos posibles en mi andadura en el sanatorio. Podía abortar el plan inicial, e ir a ayudar a mis amigos abandonando a Cameron a su suerte, o bien seguir con mi obligación asignada, y rezar para que nada malo les haya ocurrido a los chicos.

Instintivamente mi corazón escogió mi destino cuando eché a correr escaleras abajo en el retorno hacia mis compañeros con un amargo pesar en mi corazón. La situación era crítica, y lo único que se me venía a la mente era que hiciera lo que hiciese, tendría que dejar atrás a alguien, y eso me mataba por dentro. Estaba siendo el verdugo de alguno de mis compañeros y esa era una situación imposible de superar, por lo que me decanté pensando que posiblemente Cameron no estaría tan en peligro como lo estuvieran estos dos, él era uno de ellos, no tenía por qué correr ningún daño si lo descubrían por los pasillos. Los que me necesitaban de verdad eran Peep y Jason por lo que no tuve más remedio que olvidarme del pequeño y acudir en su ayuda.

Recorrí todo el trecho de las escaleras autoconvencido de mis actos por mis pensamientos, pero una vez llegado abajo me di cuenta de una cosa. Hacía tan solo unos días, Jason me recriminó que se sentía ofendido ante mi postura de querer hacerlo yo todo sin contar con ellos. Por lo que sabía que si aparecía por allí para ayudarles habiendo dejado desatendido a Cameron por ello, Jason no confiaría en mí jamás. Frené en seco, me estaba volviendo loco. En el fondo sabía que estaba corriendo por instinto hacia ellos por el amargo reflejo de lo que debía haber hecho con Henry en un principio. Pero debía entender que esta situación era distinta. No sabía lo que había originado los disparos, ni si quiera sabía si estaban en peligro. Pero ellos eran dos, y un chico seguramente asustado y todavía herido, me esperaba en medio de la locura para ser rescatado. Se lo debía a él. Se lo debía a todos dar media vuelta e ir a por Cameron, confiando en la valía de mis propios amigos. Por lo que retorné mis pasos, y comencé otra vez el ascenso hacia el chico que siempre había confiado en mí, y yo había apuñalado vilmente en el desconcierto de su alma.  

Subí los tramos de escaleras velozmente intentando ignorar los gritos y arrullos de los internos que sentían mis pisadas, y reclamaban un trozo de mi atención. Una vez visualizada la estructura del edificio, y gracias también a mis recuerdos pasados, encontrar las escaleras del primer y el segundo piso me fue más sencillo de lo que habían supuesto las subterráneas. Por lo que llegué al tercer piso jadeante, y exclamando el nombre de Cameron desde antes de finalizar mi etapa, pero por sorpresa, no recibí respuesta alguna por lo que seguí corriendo y para cuando me encontré arriba, envuelto en una absoluta oscuridad que solo se descerrajaba por la luz de la luna que se filtraba por las ventanas, volví a repetir el nombre de Cameron aún más fuerte para que no hubiese lugar a dudas de que no se me oyera ante el residencial ruido que ya emergía con fuerza tras las puertas de seguridad.

Me situé en medio de la estancia para hacerme algo más visible, mirando a mí alrededor en busca del susodicho cuando una pálida voz surgió de entre las sombras indicándome su posición. - “¿Tomek?”- Era él, estaba seguro. Mi pecho explotó en una alegría infinita, y buscando la manera de localizarle, me dispuse a ir hacia él con una amplia sonrisa en la boca que se me borró de mi rostro en cuanto escuché una segunda voz mucho más clara y firme que la anterior. - “No se mueva señor Sikorski, o el chico morirá”-.
Continuará...

No hay comentarios:

Publicar un comentario