sábado, 27 de febrero de 2016

11. Ansiando el alba (Segunda parte).

Nota: Segunda parte del undécimo capítulo del relato, para ir al primer capítulo pulse aquí:  Capítulo 1
Para ir a la primera parte del séptimo capítulo pulse aquí: Primera parte

Su silueta iba acercándose cada vez más hacia nuestra ventana dejando tras de sí, la imposibilidad de librarnos de su posible ataque con facilidad. No es que pareciese muy grande, pero su mera presencia era cuanto más aterradora. El lodo le cubría todo el cuerpo a modo de manto sepulcral, y sus movimientos proporcionaban un arrastre continuo de su cuerpo por la tierra batida en dirección hacia nuestra posición al otro lado del cristal. Al verla, mi cuerpo impregnado de adrenalina, lanzó un salto hacia atrás, a modo de protección. No entendía como había podido suceder algo de tal magnitud hacia nuestras espaldas sin que nadie se percatase de ello, era como si, tal aberración hubiese sido invisible a nuestros sentidos hasta dicho momento clave. Si Jason no hubiera levantado la vista en mi dirección, no hubiéramos sido capaces de percatarnos de dicho peligro, hasta que su cuerpo se abalanzase contra nosotros en una lucha completamente perdida.

Nos quedamos paralizados mirando a través del ventanal su avance, temiendo que las paredes no fuesen lo suficientemente gruesas para frenarla. La criatura siguió avanzando a su ritmo hasta llegar con un abrupto movimiento hacia el cristal, al que se adhirió como el musgo a la roca. Por un momento, parecía que la estructura aguantaría su peso, pero en el momento en que intentó seguir su avance hacia delante contra él, pequeños y diminutos rasgueos comenzaban a aparecer en el centro de sus palmas a modo de cesión. Solo era cuestión de minutos el que lograse romper la ventana e ir a por nosotros, por lo que Henry se dispuso a buscar unos contrafuertes con los que hacer presión, pero justo en el momento en que avanzaba con rapidez hacia una estantería de la sala, un rayo cegó por un momento nuestras visiones, impidiéndole cumplir con su cometido, haciendo caer de la sorpresa, una gran cantidad de tarros al suelo.

Su sonido posterior, retumbó en toda la estancia con un estruendo que parecía anunciar la mismísima llamada del apocalipsis. Había sido en esencia, la tormenta, la que había acallado los pasos de la desesperación que se nos avecinaba. No cabía duda alguna de que su fatalidad entrada en este día, había sido el detonante de nuestra ignorancia hacia lo que se nos venía encima.


En cuanto volví a recuperar la visión me di cuenta de que Henry estaba intentando fijar la estantería a la ventana sin mucho éxito, así que me dispuse a echarle una mano que fue rápidamente interrumpida por Jason, que nos echó hacia atrás con un brusco movimiento, mientras desenfundaba su arma. Nos pidió prudencia a la hora de acercarnos, y sin más dilación, comenzó a lanzar proyectiles hacia la ventana, haciendo que un estallido de cristales, volasen tras la bala hacia su objetivo. Pronto, el humo invadió la estancia haciendo cegar nuestras visiones ante su turbia presencia. Aunque si podíamos oír como algo hacía crujir la madera colindante en un intento de abrirse paso hacia nuestra sala. Esto no impidió que Jason prosiguiese con su ataque. Como si de papel se tratase, lanzó la mesa a un lado, y corrió hacia el hueco de la ventana para proseguir con sus disparos mientras le gritaba a Henry por encima del hombro. - “¡Henry! ¡Rápido! ¡Sigue con el plan y largaos de aquí! ¡Yo me encargo de esto, enseguida os alcanzo!”. Parecía tan ensimismado en la pelea que dudo que oyese a Henry confirmar sus palabras por encima del estruendo que reinaba en toda la habitación.

Tras ese inmenso caos que se había adueñado de la cabaña, salimos con premura hacia el exterior en donde la tormenta y la oscuridad, ya reinaban casi en su totalidad. Me resultaba realmente difícil tener lo ojos abiertos ante tal temeridad, así que fijando la mirada en Henry, me centré en sus pasos para poder seguirlos y salir de este agujero infernal lo más pronto posible. Sabía que la expedición hacia mi salvación tan solo acababa de comenzar, pero dicho ataque previo había sobresaltado mis nervios, convirtiendo mi temor en preocupación hacia los demás. - “¡Henry, espera. No deberíamos dejarle solo. Tenemos que ayudarle!”- Mis palabras salieron abruptamente de mi boca mientras temía que el ruido de la tormenta silenciara impunemente, mis ecos. Henry, siguió corriendo hacia las lindes del bosque mientras me hacía señas para que siguiese sus pasos con la mayor brevedad posible. - “¡Sabe lo que se hace Tomek. No temas por él. Ahora nuestra prioridad es ponerte a salvo así que sígueme para que podamos alcanzar nuestra meta pronto. Te prometo que en cuanto estemos en terreno seguro nos centraremos en darle búsqueda, pero ahora no es el momento. Así que vamos, corre!”- Henry parecía más nervioso de lo habitual. La falta de concentración que le había dado el infortunio de la criatura del lago, y el dejar a Jason atrás, hizo que desatendiese el mal estado del camino, y se resbalase en determinadas ocasiones. A cada paso que dábamos mi mente me golpeaba como un cuchillo la culpabilidad de abandonar a mi compañero, pero la adrenalina luchaba en su contra, manteniéndome fuerte ante esa tempestad que nos envolvía en sus fauces. Ayudé a Henry en todo lo que pude, mientras nos encaminábamos bosque arriba, sin ni si quiera mirar atrás. Solo en la cima, desde una visión más espacial, me detuve a echar una ojeada a la parte de la cabaña donde la criatura había destapado su furia contra nosotros. Estaba destrozada. Fuera lo que fuese esa especie de monstruo reptante, había entrado de lleno en nuestra sala para enfrentarse a Jason cara a cara. Era desesperante saber que sus posibilidades de éxito eran prácticamente nulas, pero el tiempo apremiaba, y Henry ya estaba tirando de mi brazo para que continuase mi travesía. - “¡Tomek espabila!. Si te paras a mirar será peor. ¡Tienes que seguir adelante!”- Volvió a zarandearme, esta vez con más fuerza, para que siguiese su consejo, así que, con el corazón latiéndome fuertemente en la garganta, desvié la mirada y continué corriendo, dejando a su suerte al hombre con más coraje que había conocido jamás.

Seguimos nuestra ruta por un camino zigzagueante entre la espesura del bosque en bastante mal estado, hasta llegar a un claro impropio del lugar. En ese momento, la oscuridad ya era total, pero la tormenta no había disminuido lo más mínimo, por lo que el paisaje se nos antojaba de lo más horripilante. El suelo estaba completamente embarrado, y los árboles nos azotaban más agua de la que podría haber imaginado en un tiempo así. Teníamos las ropas completamente empapadas, y un claro temblor recorría permanentemente mi cuerpo a causa del frío, el miedo, o una mezcla de ambos. Mi compañero, parecía que cojeaba a causa de una de sus múltiples caídas en el ascenso hacia el bosque, y los dos nos encontrábamos completamente desfallecidos por la huida y sus circunstancias.


Henry frenó su rumbo en su totalidad, por primera vez desde que nos fuimos de la casa, y comprobó nuestra ubicación. - “Parece que Peep ha cumplido con su parte, y nos ha limpiado el camino. Bien, si mis cálculos no me fallan, estamos a menos de la mitad del camino andado. Solo debemos coger ese sendero que va en diagonal hacia la derecha, y en el segundo cruce, ir todo recto hacia arriba para llegar a la colina de nuestra propiedad. Una vez allí solo habrá que buscar la...”- Un ruido sordo, pero perfectamente audible hizo callar a Henry de una manera abrupta. No podíamos vislumbrar ninguna otra presencia a parte de la nuestra, pero el hecho de que nos persiguieran era tan posible, que no podíamos descartar cualquier sonido fuera de lugar en estas circunstancias. Debíamos averiguar de donde procedía para avanzar con seguridad, el tramo restante. Por lo que nos quedamos los dos en silencio, mirándonos el uno al otro mientras más crujidos se unían al misterioso sonido. Era como si el bosque entero nos estuviese hablando a través de ellos, avisándonos de los peligros que nos acechaban en la oscuridad. Nos acercamos suavemente el uno al otro, como si nuestros pasos fuesen a determinar nuestro destino próximo, y en el momento, en que ambos nos encontrábamos codo con codo, fijando nuestra vista hacia la oscuridad impertérrita de los árboles, Henrry me comentó en apenas una voz audible por la tormenta. - “Tomek, saca la pistola y sígueme”-. Y así lo hice. Saqué del cinturón mi arma empapada por la lluvia, y me puse en posición como me habían enseñado previamente los chicos, solo que esta vez mi mano temblaba a causa de que sabía que, lo que me esperaba al otro lado no eran tarros vacíos de Peep colocados en hilera. Por lo que extremé precaución al seguir a Henry hacia el camino señalado con anterioridad, sin dejar de buscar signos de otra posible vida que compartiese espacio con nosotros. Y justamente, fui yo quien la encontré.

Estábamos pasando por una linde estrecha, enfocando ya el camino de huida cuando unos ojos amarillos, aparecieron a mi derecha entre la oscuridad de los matorrales. Una mirada mortal, que hizo sacudir todas las alarmas de mi cuerpo. Mi visión focalizó el objetivo, y como si de un acto reflejo se tratase, enfoqué el cañón hacia su luz, apretando posteriormente el gatillo hacia su posición, pero no ocurrió nada. El arma estaba demasiado mojada para funcionar. La criatura sin embargo, hizo lo propio para defenderse y saltó sobre mi cuerpo tirándome al suelo con su ataque. Henry que parecía no haberse dado cuenta de la situación debido al ruido torrencial reaccionó, y me la quitó de encima de una patada, mientras otras dos, salían del mismo escondrijo que la primera, en un intento de darnos caza entre las tres. Henry, intentó tomar la delantera mientras yo me incorporaba, disparando a la más cercana para ganar ventaja. En cuanto vio que lograba incorporarme en mi totalidad, me gritó con todas sus fuerzas. - “¡Por el amor de Dios, Tomek corre! ¡Ve al camino que te he indicado! ¡Yo te alcanzo ahora mismo en cuanto acabe con estos malnacidos!”- Seguía peleando contra las criaturas mientras sus palabras se alzaban por encima del viento arrollador. Sabía que sería inútil convencerle de lo contrario, Henry no atendía a razones en estos casos, y parecía muy seguro de sí mismo a la hora de darles su merecido. Así que cogí la desviación, y corrí todo lo que pude por alcanzar nuestro lugar ansiado, esperando de todo corazón que ambos se reuniesen conmigo en el menor tiempo posible.

Seguí por el sendero lo más rápido posible hasta dar con el segundo giro del que Henry me había hablado. Una colina embarrada, y claramente empinada se abría paso ante mi como las fauces de la noche que la rodeaban. Di un vistazo rápido a mis espaldas para comprobar si Henry andaba ya, cerca de mis pasos, pero no obtuve noticias suyas ni de las criaturas, por lo que deducí que aun seguirían luchando. Dudé en si debía dar la vuelta para echar una mano. Se lo debía a Henry. Se lo debía a todos ellos por haberme protegido con tanto interés. Pero sabía que si retornaba sin un arma poco podía hacer, y más si por hacerlo me acababan dando caza tanto las criaturas como los testaferros. No podía arriesgarme a que todo esfuerzo fuese en vano, mi lógica impuso que lo correcto era avanzar. Ir por este camino imposible, hasta la cuna de la seguridad. Una vez allí ya me encargaría de ayudarles a subir, o lo que necesitasen para poderles compensar por todo su aplomo. Por lo que comencé a subir la empinada cuesta mientras el aflorado cansancio, y los riesgos de caídas retrasaban mi llegada a la cima ansiada de la seguridad.

Después de un largo tramo plagado de ciertos infortunios, conseguí vislumbrar como el final del camino daba a un pequeño sendero allanado en la cima. Desde mi posición se podía ver claramente, una pequeña roca que desfilaba hacia el cielo, rodeado de una simple pradera que ahora se me antojaba como si fuese el mismísimo paraíso. Pero lo que realmente, me hizo enloquecer de verdad, fue la vislumbración de una silueta que se iba haciendo más visible con el andar de mis pasos. Dicha escultura pertenecía a un hombre que estaba de espaldas a mi posición, esperando claramente, la llegada de alguien al lado de la gigantesca roca. Parecía un sueño hecho realidad, estaba a unos pocos pasos de la victoria, y uno de mis compañeros estaba ahí para celebrarlo. Juntos, podríamos ir a por el resto. Ya no estaría solo. La pesadilla estaba a punto de concluir.


Mientras acaba de subir mis últimos metros, y a modo de júbilo, grité el nombre de Henry, más por deseo que por intuición hacia la persona misteriosa que se encontraba en el lugar, haciéndome oír por encima de los atronadores ecos que dicha noche nos estaba proporcionando con su fatídico temporal. Este, reaccionó inmediatamente a mis palabras dándose la vuelta, para revelar su identidad. - “Siento decepcionarte pero solo soy yo”- Jason, me miraba con su sonrisa socarrona mientras se acercaba a mi posición para ayudarme en mi lucha por llegar al terreno llano de una vez por todas. Era increíble ver como se había librado de la criatura y nos había dado alcance por otros medios. Este hombre no dejaría de sorprenderme jamás.

Con una alegría infinita por verlo de nuevo, saqué fuerzas de flaqueza y corrí a su encuentro en donde casi me desmayo por el dicho esfuerzo de hacerlo. Al verme, me agarró por el brazo para estabilizarme a tiempo que preguntaba. - “Tomek, estás hecho un verdadero asco, ¿qué ha pasado?¿dónde están los demás?”-. Intenté explicarle lo que había pasado con Henry y la desaparición de Peep desde la última vez que lo habíamos visto en la cabaña, mientras él sin soltarme asentía a todo lo que decía sin perderse ni una sola palabra de mi relato. En cuanto acabé, soltó mi brazo, y con su fría voz simple y llanamente expuso. - “Supongo que eso me facilita las cosas”-. Y me empujó hacia el suelo donde caí abruptamente en la tierra mojada. No entendía nada. Sabía que habíamos tenido nuestros roces pero jamás me había tratado de esa manera, y menos en una situación como esta. Intenté hablarle, preguntarle que le pasaba, pero me detuve en el momento en que se giró, y me dio una visualización perfecta sobre lo que estaba sucediendo. Su mano izquierda, la cual no había tenido tiempo a ver hasta ahora, gracias al ángulo del suelo, tenía el dorso adornado con un tatuaje que me resultaba claramente familiar. Era el mismo símbolo que llevaba Hyter en su antebrazo. Él no era Jason. Jamás le había visto ninguna marca en sus manos. Ese debía ser Jack, su hermano gemelo. Dicho pensamiento, vino a mi como una jarra de agua helada de realidad. Jason no había escapado, él no me hubiera esperado tranquilamente a salvo, él hubiera ido a buscarme con todas las consecuencias que eso conllevaría. Ese impostor sin embargo, había esperado todo el tiempo a salvo en nuestra localización a tiempo que fuésemos a él. No podía creer que en algún momento hubiese pensado que fuera él. Estaba completamente destrozado por ello, por todo, por la situación, pero sabía que no me rendiría sin luchar. Así que, sin muchas esperanzas de victoria, intenté recomponerme, dispuesto a escapar. Pero en el momento en que mi enemigo vio que cuerpo comenzaba a levantarse, sacó un arma de su chaqueta y con una rapidez asombrosa, me disparó a bocajarro en el pecho, haciendo que mi mente abrazase la penumbra de la inconsciencia, una vez más.
Continuará...
Siguiente capítulo

No hay comentarios:

Publicar un comentario